domingo, 4 de junio de 2017

Reseñas Junio 2017



Después de algo de tiempo de publicados puedo por fin dedicarle unas palabras a dos de las obras más destacadas presentadas en la última feria del libro de La Paz (faltándome solamente Epopeya Binacional, la que cumpliré pronto). Espero que la lectura de estas reseñas despierte el interés por adquirir ambas, ya que se trata en los dos casos de material esencial en mi opinión.


Justicia poética
Guión: Pablo de Santis
Dibujos: Frank Arbelo
Ediciones Colihue
112 páginas
Blanco y negro

Una de mis lecturas más placenteras esta última época, por varias razones, porque en historieta nacional lamentablemente no existen muchos proyectos extensos que nos den a los lectores el gusto de ver crecer a un personaje, de ver desarrollarse una trama compleja y deleitarnos con un desenlace que ponga punto final a las aventuras del héroe o heroína o un probable retorno posterior a ese mundo que se construyó página por página, porque el material de Frank Arbelo nunca me será suficiente y porque pude leer por primera vez a De Santis.

Éste último, guionista argentino, hace lo que mencioné, construye y deconstruye a Julio Fux y su mundo de muerte, lo hace con referencias literarias, fuera y dentro de las viñetas, dentro, porque Julio es escritor, además de ingeniero, fuera, porque cita a autores y textos. Si bien Justicia Poética está formada por relatos cortos de 8 ó 10 ó 12 páginas, es un conjunto completo, una novela gráfica que me gustó leer porque lleva su historia sin demasiadas complicaciones. Fux, metido en la escritura de su libro, se ve bajo cierta amenaza al verse cuestionado por una periodista que parece saber demasiado, empezará entonces a llevar un perfil bajo, falta que le hace, ya que su libro está hecho con poemas a manera de epitafios que le dedica a gente que precisamente ha exterminado por motivos personales “justificados”, sin la ayuda de su ‘cíclope’, deberá permitir a la joven acercarse para averiguar más sin dejarle a ella hacer lo mismo, lo que lo llevará a caminar con ojos en la espalda y páginas en blanco en la máquina de escribir.

Destaco el humor dentro de las trágicas historias y cómo éstas se van entrelazando hasta llegar a formar un nudo alrededor del cuello de la misma novela gráfica.

Todo esto que De Santis va narrando no sería posible sin la visión de Frank Arbelo, cubano radicado en Bolivia, quien insufla en sus dibujos la vida y muerte que ha escrito De Santis de forma más que satisfactoria. El trazo de Frank tiene gran influencia de la escuela argentina y la europea, dando como resultado imágenes sofisticadas que son un deleite visual para los que apreciamos la buena narración gráfica. Mujeres atractivas, villanos creíbles y unas sombras capaces de congelar el tiempo dentro de la página, sin duda de lo mejor, no exagero al decir que Frank es hoy en día de los mejores historietistas en territorio boliviano.

En palabras de su ocasional guionista: “Arbelo tiene un dibujo muy fuerte, muy expresivo, cercano a la tradición argentina. Me siento muy cómodo trabajando con él porque da mucha fuerza a los personajes, y a pesar de mis indicaciones más bien parcas, dibuja una Buenos Aires que parece personal y vivida. La cara de Fux, que era lo más difícil de definir, me encanta. Además, Arbelo no es sólo alguien que dibuja muy bien: es un auténtico dibujante de historietas, alguien que “mueve” la página, que le da vida a todo, que piensa en soluciones gráficas específicas para los problemas del guión.”

No hay mucho que agregar sin hacer spoilers, salvo que en mi opinión Justicia Poética empieza con mucha más fuerza que con la que acaba, sin ser eso mella alguna en una obra sólida y redonda.

Si desean tener en su biblioteca material de calidad, no duden en conseguir este libro. Altamente recomendado.


Guía ilustrada de fobias
Varios autores
Editado conjuntamente por Comicornio y Polen Editorial
138 páginas
Blanco y negro

Me desembarazo al principio mismo, este librito me tapó la boca, antes de su lanzamiento no esperaba mucho y me topé con la grata sorpresa que hay mucho material de excelente factura.

Honestamente yo creí que iba a ser un libro mayormente compuesto por autores nuevos que hacen sus primeras armas en el mundo del comic con más entusiasmo que oficio y que los veteranos participarían acaso con una ilustración, pues sucedió lo contrario, para alegría mía como lector pero para preocupación justamente por ese incipiente movimiento que sigue sin hacer lo que supuestamente quiere hacer.
No reseñaré cada obra a fondo porque como pasa en este tipo de compilados, uno se topa con material de todo tipo y algunos están por encima de los otros en cuanto a calidad, eso sí, trataré de comentarlos en su totalidad. También porque no se puede reseñar mucho de trabajos cortos.

Tampoco comentaré las ilustraciones (Aunque si me apuran, diré que me gustaron mucho las de Valeria Arancibia y la de Juan Carlos Mamani) porque no me considero con ninguna autoridad para hacerlo, lo mío es leer. Lo que sí, va una protesta a todos esos pseudo-autores que no pueden hacer un par de páginas de comic para algo tan interesante como esta guía de fobias, nada contra los ilustradores, ellos saben quiénes son, dirijo mi protesta a los que se dicen a sí mismos historietistas y de eso tienen muy poco o nada. 

Empecemos con la edición, el librito está bien hecho, la intención de la tapa, de parecer de cuero a modo de los antiguos vademécum es interesante, lo malo es que no resultó del todo y quien más sufrió fue la linda ilustración de Sebastián Antezana que no se nota demasiado.
El tamaño es útil, lo comprobé personalmente a la hora de manejar el tomito por ahí y por allá, pero sinceramente hay tantos buenos trabajos que me hubiera gustado más una edición un poco más grande.

Uno esperaría que al ser una guía de fobias (miedos) la mayoría de las historias tendrían el miedo plasmado en sus páginas, pero no, es el humor el vehículo más recurrente para contar los temores de estos autores, quizá la obra más angustiante se trate de “agujas”, del peruano Yaguas, que más que terror trasmite angustia. Otro intento es el de Samuel Vargas. Pero si tengo que ponerle una etiqueta a todo el volumen, no puedo más que poner que el humor es protagonista mayoritario.

Firma el trabajo de edición Karina Molina quien también hace de revisora del material junto a joaquín cuevas, lo malo de esto es que hay comics donde la edición no parece haber puesto un solo pie y la revisión directamente salió corriendo ante tantos errores ortográficos, me refiero especialmente al comic de Samuel Vargas, que me hizo taparme la cara y elevar una plegaria por el castellano. En la edición también creo que se podía evitar repetir las fobias con un poco más de organización, hay temas repetidos hasta tres veces y aquí tocamos un punto especial, ¿trata este volumen de reflejar la fobia  de los autores? Algunas de las mejores historias siguieron este patrón, pero otros mostraron lo que entendían por fobia o alguna que les pareció interesante como para trabajarla, entonces, tal vez para darle mayor diversidad a los comics se podía coordinar para que una vez tomado un tema, este no sea repetido por los demás. También está el feo detalle de omitir en la lista de autores a Nika, que me parece que se llama Fabiola, es la autora de uno de los dos trabajos sobre tripofobia del libro, ese tipo de detalles no puede permitirse en trabajos de estas características por muy primerizos que sean en este tipo de proyectos.

Parece que todo es palo, pero no, repito nuevamente, el libro en general me gustó mucho y se nota que a la gente también, sé que se vendió bien en la FIL del año pasado y que se sigue buscando hasta ahora.

Los puntos destacables:
es el primer volumen de relevancia que aglomera tantos autores desde la Venganza Boliviana, libro que data de 2011, así es, 5 años.
Contar con autores extranjeros. Un par de invitados al festival aportó con sus trabajos para darle variedad extra a este libro.
Que los autores sean en su mayoría de buen nivel. Tener entre sus páginas a Alejandro Salazar o Frank Arbelo ya hace que valga el precio de tapa y doblemente meritorio es que hayan logrado que estos dos importantes autores hagan comics para el libro. Excelente.

Variedad y autores nuevos, Si bien mencioné que algunos autores no dan la talla, eso no quita que tener tanta variedad de estilos y técnicas no sea un punto alto de la Guía Ilustrada de Fobias, una especie de catálogo de lo que se está haciendo en materia de historieta y también de ilustración en nuestro medio, aunque no sea un panorama completo, es muy significativo, sumado a que hay gente que está empezando este camino del noveno arte.

Entre esos nuevos valores destaco a Diana Cabrera, Rocío Terceros, Andrés Montaño y José Coria.

Entre los autores con trayectoria siempre es bueno ver a los citados Al-Azar y Arbelo, además de a Joaquín cuevas, Armin Castellón, Paola Vásquez y Damián Moreno.

Perspectiva de repetirse. El buen resultado de este volumen hace presumir que sus editores tienen la mesa servida para continuar reuniendo a los buenos autores participantes de esta primera experiencia, aumentar otros y volver a la carga. Espero sinceramente que así sea.

Vamos con los comics.
Al-Azar de entrada nos anestesia contra el terror, hallo muy complicado tener sensibilidad al miedo después de las hilarantes tres primeras páginas de la guía, que sea un preludio refuerza mi hipótesis: Este no es un libro de terror. Supertoga, entrañable personaje de Al-Azar se enfrenta al miedo hasta ser su víctima, relato breve, mordaz y escueto que demuestra la maestría de uno de los mejores autores locales.

Joaquín cuevas presenta “Claudio”, breve y entretenido relato que también recurre al humor y la autobiografía para mostrarnos su fobia, me agradó ver un intento de nuevo estilo de dibujo de parte de cuevas, ya que nunca he sido fan del que ha usado hasta ahora, pero esas prometedoras viñetas terminan sucumbiendo a su estilo habitual más simple y correcto que no disfruto mucho. 

Andrés Ibañez se la juega con el clásico recurso del “no se me ocurre nada” y lo vuelca en uno de los relatos más entretenidos del libro. Aunque su puesta en página, me refiero a sus viñetas, no me parecen del todo acordes a su historia, me divirtió bastante, además de su fobia, Andrés aprovecha para contarnos más de él con referencias a sus preferencias cinematográficas, literarias, etcétera. Un muy buen comic.

Lo de Andrés Montaño me parece de lo mejor del libro, no sé si esa sea la fobia personal del autor, pero tampoco me importa, porque me sumergí en la historia desde la primera viñeta, acompañé al señor Molina (molino que gira sin fin) hasta la frase final que quizá sea lo único que no me gustó. Andrés es un autor que poco a poco va consolidándose como uno de los mejores y es para mí el portaestandarte de la nueva camada de autores de comic boliviano. Siempre espero ver y leer más de él.

El trabajo de Einar Vargas me pareció pobre en cuanto a gráfica y sin ideas en cuanto a historia, no me terminó de decir nada y el único esfuerzo que noté de parte del autor fue el  poner una extensa lista de los comics que forman parte de su colección para en la siguiente viñeta desentenderse del artificio de “convencer” al lector de que no estamos leyendo un comic al dejar los lomos de los comics en blanco. No vi fobia por ningún lado más que la que se formó en mí por los comics de este muchacho.

Con Samuel Vargas me pasa que veo mucha diferencia entre sus comics y las ilustraciones que comparte en sus redes sociales, hablo de diferencia de calidad, de lindas ilustraciones paso a viñetas oscurecidas casi inentendibles que no me convencen de la capacidad de dibujo del autor, por ejemplo el zapato que pisa a la araña, estoy seguro que está más en mi imaginación que en la viñeta donde debería estar. La historia es interesante pero la desarrolló en muy poco espacio, lo que resulta en la alarmante cantidad de hasta 12 viñetas por página que hace tediosa la lectura y que su comic se me pase sin mucho entusiasmo.

José Coria me pareció un autor interesante, no había visto nada de él o por lo menos no lo recuerdo. El dibujo es bueno pese a su sencillez y la historia comparte los mismos atributos, mi ‘pero’ radica en que no siento haber leído nada sobre fobia en su relato, nada, incluso con el título claramente escrito al principio siento que fue un comic metido un poco a la mala en esta guía. Espero ver más material de este autor en un futuro.

Eduardo Yaguas sí se metió en lo profundo de sus temores o por lo menos lo representó así. Con una clara influencia de Charles Burns, Yaguas trabaja en esa dimensión su relato, la angustia, la incomodidad, no hay otra parte en la guía de fobias donde sienta esa sensación tan vívidamente, en este caso no por las agujas, sino angustiado por el autor y su preocupación personal.

Armin Castellón es un muy buen autor, neurótico como pocos, nos muestra quizá no su mayor miedo, pero sí una de sus muchas incomodidades, su estilo versátil y bien definido agradan a la vista, la lista de disgustos del autor, tan extensa como sus peroratas mentales, divierten sobremanera. Estamos frente a un sobreviviente. :)

Frank Arbelo más que temor nos muestra su mayor repulsión y lo hace hasta el punto de contagiarnos dicha repulsión, de ponernos en sus zapatos y darle plena razón, su trazo expresa cabalmente lo que quiere contarnos, nos hace tragar la píldora, con asco, pero la experiencia es más que satisfactoria.

Diana Cabrera es otra grata lectura en la Guía de Fobias, su primera viñeta es soberbia, no sé si soy sólo yo, pero veo en su trazo mucho de Susana Villegas, así que quiero seguir viendo material de Diana, aunque su historia se trate más de rasgos psicóticos que de fobias, es entretenido y sobre todo, bien dibujado.

Rocío Terceros es una autora que ya está dando de qué hablar por su gran talento en el dibujo, pero no había leído nada de ella, por eso justamente extrañé la palabra en su historieta muda. Pese a que su relato funciona, a mi parecer se redondeaba más usando un par de frases que ayuden a ser más clara en algunos aspectos, de todas formas uno podría quedarse satisfecho sólo con el dibujo de tan alto nivel.

Damián Moreno definitivamente me gusta más, o sea, su trabajo, cuando está fuera de El Lustra, esta historia está llena de sentimiento, un humor más sutil y un resultado más satisfactorio, quizá tenga que ver que es obviamente una historia auto-biográfica. Mi única queja sería la sobrecarga de sombras en algunas viñetas, por lo demás es un trabajo que me gustó mucho.

Nika, quien no aparece en los créditos, presenta un relato con un origen dramático bien relatado, muchos saben de mi resistencia al ‘manga boliviano’ pero el mérito que hallo en Nika es justamente el haberme hecho olvidar que está HACIENDO manga y mostrarme que está USANDO el manga para contarme una HISTORIA, me gustó mucho su relato por lo que seguramente trataré de conseguir lo que produzca en el futuro.

Fernando López fue mi mayor frustración en la guía, conozco por demás su enorme talento gráfico, pero esta historia hace aguas por varias partes, para de todas maneras terminar en un no sé qué que me deja una sensación de que faltan páginas o algo así. Fernando es el único autor de todos los participantes que recurre a la mitología nacional para presentarnos a un ser terrorífico del folclore boliviano, pero lo hace de forma poco efectiva, poco atractiva y poco convincente, si bien empieza con un planteo con buen gancho, luego no llena la expectativa creada, máxime si tomamos en cuenta que la mayoría de las viñetas están oscurísimas y no se aprecia realmente lo que está pasando. Lamentablemente su final, es uno de los más débiles de todos los del libro.

Bueno, hasta aquí llega mi bla bla bla sobre este volumen, me sobrepasé pese a la brevedad dedicada a cada trabajo, pero creo que esta producción merecía ser comentada con la mayor extensión posible, dada su importancia.

Quiero felicitar de verdad a los impulsores de la Guía Ilustrada de Fobias, ya que sé por experiencia que no es fácil hacerlo, que opinar sobre el libro acabado es una cosa y sufrirlo desde su concepción hasta verlo impreso es otra muy diferente. De todas maneras las críticas sirven para mejorar o subsanar errores y en la mayoría de los casos, para ignorarlas.